Todos los años realizo un workshop en el que, para mí, es uno de los lugares más especiales del mundo. Un bosque que es un auténtico parque de atracciones para fotógrafos: El bosque de Belaustegi. Siempre elijo, además, la segunda semana de Mayo porque la experiencia me dice que en esa semana se dan muchas posibilidades de que haya buenas condiciones (niebla) para la fotografía de bosque.
Y este año iba todo muy bien, como siempre, con el taller lleno así que… Encantado como siempre con compartir un poquito de lo que sé con 5 de vosotros… Hasta que llegó la semana del reconocimiento.
Y es que, como buen señor cuadriculado de 44 años, uno siempre trata de mimar al máximo las experiencias que ofrece. De esta forma, una semana antes del taller, voy a reconocer el sitio para ver qué zonas están más bonitas o si hay demasiado barro para acceder a algún sitio. Bueno… Pues este año el reconocimiento fue muy rápido: Belaustegi estaba cerrado.
Que te cierren el acceso al lugar del taller 10 días antes de hacerlo te deja muy poquito margen para improvisar algo. Aunque os parezca sencillo, tener la responsabilidad de que 5 personas que han depositado su confianza en ti vivan una buena experiencia fotográfica, es más complicado de lo que parece. Así que me dediqué toda la semana pasada a visitar lugares alternativos hasta dar con uno que podría valer. Informé a los alumnos, claro, y 3 de ellos se animaron a seguir adelante (los otros dos estaban solamente interesados en los spots de Belaustegi, así que vi hasta normal que prefirieran cancelar). Pues nada… Ya con el cambio de lugar se acabaron los problemas, ¿no?.
Pues no.
Después de que toda la previsión meteorológica se adelantara muchísimo, tuvimos un viernes con unas condiciones ideales para el taller, pero para el sábado (el día del workshop) se preveía la entrada de una DANA. Y estar en el monte con una DANA encima no es nada recomendable, así que tocó de tirar de experiencia en el apartado meteorológico y mantener el grupo perfectamente a salvo.
¿Y el resultado de todo esto? POSH´ UN ESHITO, AL PARECER.
Y es que en los talleres, como en la fotografía, tienes que fluir, adaptarte y bailar con lo que te toque y hacerlo lo mejor que puedas. Porque en la vida, las situaciones ideales y sencillas (ya os habréis dado cuenta) son minoritarias y si renunciamos cuando la cosa no pinta del todo bien, te quedarías sin conocer a gente extraordinaria como Jose Ramón, Ariel o Josu.
Aprovecho para dar las gracias a todos los que apoyáis mi trabajo, ya sea comprando alguno de mis ebooks de formación, mis libros fotográficos o asistiendo a mis talleres. Sin vosotros, todo sería mucho más difícil.
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