Cuando yo era enano, no había ayudas para extraescolares ni horarios adaptados a los padres ni nah. Si tus padres curraban, cuando salías de clase tenías 3 opciones: Ir a entrenar a tu club de fútbol, ir a jugar al parque con tus amigos o ir a la biblioteca. Tengo un recuerdo increíble de la biblioteca de mi barrio. Era como “casa”. Las bibliotecarias nos conocían a todos y, a su manera, estaban pendientes de nosotros.
Recuerdo hacer muchos deberes allí, pero también pasarme muy buenos ratos leyendo. Ojeaba un libro y, si me molaba, me lo llevaba a casa a terminarlo. Gracias a ese sitio ahora soy capaz de estarme dos horas en silencio, concentrado. No lo aprendí en el colegio. Lo aprendí allí… Y es uan cosa que agradezco todos los días que me toca trabajar.
El caso es que, cuando escribí La Aventura de la Fotografía de Paisaje, quise donar un ejemplar a esa biblioteca. Para mí es un jodido orgullo que alguien de mi barrio pueda coger un libro escrito por su vecino y que le guste. Es una manera de decir: “Tio… SE PUEDE. A POR ELLO”
Sin embargo, estaban inmersos en un proceso de remodelación profunda, con cambio de estructura y obras varias que han demorado ese momento…. Hasta esta semana.
Mi biblioteca ya no es la biblioteca que yo recordaba, ni siquiera están allí las bibliotecarias que marcaron mi infancia, pero ver la cara de ilusión de la bibliotecaria que me atendió me hace albergar esperanza de que algún niño ojee mi libro y se interese en coger una cámara y salir a disfrutar de todo lo que hay ahí fuera.
LA AVENTURA DE LA FOTOGRAFÍA DE PAISAJE
Si eres nuevo por aquí y aún no conoces La Aventura de la Fotografía de Paisaje, es un libro de fotografía un poco diferente. No hay datos técnicos ni ultrasecretos fotográficos profesionales. Es un libro que trata de lo que significa la fotografía para mí. De cómo se vive y de cómo se siente. Si quieres echarle un vistazo, por aquí te dejo toda la info y el enlace de compra.