Crecemos con la idea que nos enseñan en la escuela de que, si haces todo bien y te esfuerzas mucho mucho, cumplirás todos tus sueños y llegarás al éxito.
Y es mentira, claro. Gordísima.
Tener éxito depende de muchísimas cosas pero sobre de de dónde nazcas y con qué contactos y con qué patrimonio cuente tu familia. El resto, depende de tantos factores que es difícil llegar a ciertos sitios por muy bueno que seas y por muy bien que hagas las cosas. Algunos llegan al final de ese camino, claro, pero, en realidad, el porcentaje es bien pequeño.
Sin embargo, hay algo que sí que podemos controlar y es los valores que demostramos mientras lo vamos recorriendo. Eso depende 100% de nosotros y, muchas veces, demostrar esos valores va en contra de eso que llaman éxito. Porque, seamos claros, para los que tienen pasta en este país, ver que alguien tiene dignidad es algo casi como una red flag. Solo quieren borreguitos que les laman las botas. Esclavitos a los que tirar mendrugos de pan.
Yo hace tiempo que ya desistí de triunfar ni de dar pelotazos y hay veces de hasta vivir de forma digna, así que lo único que me queda es pelear por mis valores… Aunque vaya en contra de mi negocio. ¿No me crees? Esta semana he alzado la voz en redes a favor de la lucha obrera de Cadiz, a favor de un club de fútbol pequeño y a favor de Palestina. ¿Resultado? Casi 200 followers menos, amenazas y hasta un intento de extorsión… Y la posibilidad de dormir, otra semana más, a pata suelta. Eso tamien.
A mí, me vale.
EL CHISTE QUE TE ALEGRA EL DÍA
Si un vikingo hubiera participado de la Inquisición española, lo hubieran llamado Thor Quemada.
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